1. Preste oídos el humano
a la voz del Salvador;
regocíjese el que siente
el pecado abrumador:
ya resuena el Evangelio
de la tierra en la ancha faz;
y de gracia ofrece al hombre
el perdón, consuelo y paz.

2. Vengan todos los que sufran,
los que sientan hambre o sed,
los que débiles se encuentren
de este mundo a la merced:
en Jesús hay pronto auxilio,
hay hartura y bienestar,
hay salud y fortaleza,
cual ninguno puede dar.

3. Vengan cuantos se acongojan
por lograr con que vestir,
y a su afán tan sólo rinden
servidumbre hasta el morir:
un vestido hay más precioso,
blanco, puro y eternal;
es Jesús quien da a las almas
ese manto celestial.

4. ¿Por qué en rumbo siempre incierto
vuestra vida recorréis?
A Jesús venid, mortales,
que muy cerca le tenéis:
El es vida en tierra y cielo,
y el exceso de su amor
os mejora la presente
y os reserva otra mejor.

Autor: J.B. Cabrera

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