1. Al contemplar la excelsa cruz
do el Rey del cielo sucumbió,
cuántos tesoros ven la luz
con gran desdén contemplo yo.
2. No me permitas, Dios, gloriar
mas que en la muerte del Señor;
lo que más pueda ambicionar
lo doy gozoso por su amor.
3. De su cabeza, manos, pies,
preciosa sangre allí corrió,
corona vil de espinas fue
lo que Jesús por mi llevó.
4. El mundo entero no será
dádiva digna de ofrecer,
amor tan grande y sin igual
en cambio exige todo ser. Amén
Autor: Isaac Watts