1. El murmurar del riachuelo,
canta en coro al Dios Creador;
unido al silbo del viento,
que hace nubes de arrebol.
Y empieza un canto silvestre,
canto puro en plenitud,
gratitud que nunca muere,
ya de noche, ya de luz.

2. Las aves dan sus sonoros
trinos a su Majestad,
el silencio no está solo,
siempre hay un canto en compás;
canta el grillo a media noche,
el gallo al amanecer,
y el día majestuoso rompe
con sus cantos en tropel.

3. Al abrirse un capullo
o el rocío al descender;
¿Qué tono tiene el murmullo
de las hojas al caer?
El silencio no está solo,
nunca nadie solo está;
aun el desierto todo
canta en el calor que da.

4.Y sigue el canto silvestre,
partitura al celestial;
gratitud que nunca muere
con sabor a eternidad.

Autor: Bernabé Moran

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