1. Rostro Divino, ensangrentado,
cuerpo llagado por nuestro bien:
calma benigno justos enojos,
lloren los ojos que así te ven.

2. Manos preciosas, tan lastimadas,
por mí clavadas en una cruz;
en este valle sean mi guía
y mi alegría, mi norte y luz.

3. Bello costado, en cuya herida
halla su vida la humanidad,
fuente amorosa de un Dios clemente,
voz elocuente de caridad.

4. Tus pies heridos, Cristo paciente,
yo indiferente los taladré;
y arrepentido, hoy que te adoro,
tu gracia imploro: Señor, pequé

5. Crucificado en un madero,
manso Cordero, mueres por mí;
por eso el alma triste y llorosa,
suspira ansiosa, Señor, por Ti.

Autor: Germán Lüders

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