1. Roca de la eternidad,
fuiste abierta para mí,
sé mi escondedero fiel;
sólo encuentro paz en ti,
rico, limpio manantial,
en el cuál lavado fui.
2. Aunque fuese siempre fiel,
y llorase sin cesar,
del pecado no podré
justificación lograr
sólo en Ti teniendo fe,
deuda tal podré pagar.
3. Mientras deba aquí vivir,
mi postrer suspiro al dar,
cuando vaya a responder
ante tu alto tribunal,
sé mi escondedero fiel,
roca de la eternidad.